Bolzano/Bozen, Göttingen, 28 de abril de 2005
El 30 de abril Vietnam festeja los 30 años del
fín de la guerra, sin embargo los pueblos indígenas
y las minorías étnicas no tienen nada que festejar.
Para ellos las persecuciones nunca han terminado. El informe
sobre derechos humanos "Para la libertad de religión y el
derecho a la tierra: Las minorías de Vietnam piden el fin
de las persecuciones" de la Asociación para los Pueblos
Amenazados (APA) evidencia que la reforma económica no ha
llevado a la libertad de religión para budistas,
protestantes y católicos. En consideración de las
represiones cada vez más graves, los monjes budistas piden
con urgencia ayuda. Especialmente grave resulta la
situación de la población indígena que por
ser indígena y cristiana sufre una doble
persecución. Además pagan en primera persona el
boom del café cuyo cultivo acelera el robo de tierras
indígenas. Según la APA, la responsabilidad por el
hecho que el cultivo del café se haya transformado para
los pueblos indígenas en una pesadilla es también
de nosotros europeos que consumimos e importamos grandes
cantidades de café de Vietnam. Para Alemania, por ejemplo,
Vietnam es el segundo proveedor de café.
En 2001 y 2004 los indígenas de Vietnam han protestado de
manera pacífica contra las violaciones de su libertad de
religión y de sus derechos a la tierra. Sin embargo la
reacción del gobierno fue de brutal violencia. Hasta ahora
no hay datos ciertos sobre el número de los manifestantes
muertos,centenares de personas fueron arrestadas. Al rededor de
2.000 indígenas fueron obligados a huir a la cercana
Camboya, que hoy les amenaza de expulsión hacia el
país que les persigue. Las poblaciones indígenas
también protestan contra el cultivo intensivo de
café que está destruyendo sus existencias. Cada
día aumentan las personas de la etnía mayoritaria
de los Kinh que ocupan las tierras de las demás
etnías, expulsan a las personas que ahí viven e
instalan plantaciones de café. En fín, el corte de
los bosques rompe el delicado equilibrio ecológico de las
regiones montanas y las muchas represas necesarias a la
irrigación de las plantaciones causan más
desalojos. Sin embargo, el Código comportamental
voluntario al cual la economía internacional del
café adhirió en fines de 2004 ignora el robo de las
tierras indígenas.
El boom del café barato procedente del Suroeste
asiático y sustentado por el Banco Mundial y los
países donadores de Vietnam tiene consecuencias graves
también en el resto del mundo. Los países
productores de Africa y América Latina, imposibilitados a
producir café a costos tan bajos, han tenido que asistir
al derrumbe de sus exportaciones y los campesinos productores de
café cuya existencia fue destruida de esta manera son casi
25 millones. La producción de café a bajo costo de
Vietnam concurre en manera determinante a la crisis mundial del
café.