Bolzano/Bozen, Göttingen, 24 de agosto de 2006
Según un artículo publicado el pasado
miércoles en el cotidiano "The Moscow Times", Rusia piensa
alquilar a China un millón de hectáreas de bosque
en las regiones de Tjumen y Sverdlovsk en la Siberia occidental.
Empresas madereras estatales chinas tendrían la
gestión de los bosques para los próximos 49
años. La Asociación para los Pueblos Amenazados
(APA) está muy preocupada por el futuro de los pueblos
indígenas de la región para los cuales la
gestión de sus bosques tradicionales por empresas
extranjeras representa una nueva amenaza. Es difícil creer
que las empresas chinas tengan una gestión sustentable de
los bosques y es más bien previsible comiencen una tala de
árboles incontrolada. Los pueblos Chanti, Mansi, Selcupi y
Ewenki viven de la ganadería de renos que pastan en los
bosques. La deforestación de la región
significaría para ellos la destrucción de su base
vital en todos los sentidos, económica, cultural y
espiritual.
La explotación ilimitada de los recursos
(petróleo, gas, oro, diamantes, uranio) expulsó a
los pueblos indígenas de amplias partes de sus territorios
y muchos se vieron obligados a abandonar el tradicional estilo de
vida. Más que otros, los indígenas son
víctimas del desarraigo cultural y de la pobreza, sufren
el desempleo y las enfermedades, y de hecho tienen una
expectativa de vida de diez años inferior al promedio
ruso.
La probable deforestación incontrolada por las empresas
chinas afectaría también al sensible ecosistema de
la región. Junto al Amazonia, los bosques siberianos son
considerados pulmones del mundo. En Rusia se encuentra el 22% de
las áreas forestales del mundo (en Brasil "sólo" el
16%). Los bosques siberianos ya fueron drásticamente
reducidos por la intensa tala ilegal, y justo en la frontera con
China muchos zonas forestales fueron irremediablemente
destruidas. Rusia exporta a China 15 millones de metros cubos de
madera dura, lo que corresponde al 37% de todas las exportaciones
rusas de madera dura, mientras las exportaciones rusas a China de
madera de coníferas aumentan al 45% del total.