Bolzano, Brixen, Hamburgo, 14 de Abril de 2003
La población indigena de
Ecuador está cada día más preocupada por la
construcción de un oleoducto que debería atravesar
sus tierras. La construcción de este oleoducto
debería terminarse para fines de año. Para salvar
al ambiente de la destrucción, las comunidades indigenas
han declarado guerra a las empresas petrolíferas. La
Asociación para los Pueblos Amenazados (APA), la
Organización para un Mundo Solidario (OEW) y la Global
Award quieren apoyar a las poblaciones en su batalla.
Ya existe un oleoducto que desde la selva lleva el crudo hasta
Esmeraldas, en la costa de Ecuador, donde se le imbarca para el
sucesivo transporte. Este nuevo oleoducto, construido por
empresas privadas, tendría el doble de capacidad de
transporte. Para explotar toda su capacidad, las empresas
multinacionales quieren penetrar aún más en la
selva, sin tener que pararse ni por los territorios indigenas, ni
por los límites de los parques nacionales
protegidos.
Los Shuar, un pueblo que vive en el sureste del país, van
a ser los más afectados por la explotacón de la
selva amazónica. Los Shuar y los Achuar ya anunciaron
publicamente su resistencia al proyecto: un enviado de las
empresas multinacionales volvió a encontrarse en una olla
de salsa picante. A esta declaración de guerra muy
informal siguió otra, más formal: Sabemos como
funciona el negocio del crudo. En Ecuador el petróleo
puede coronar a presidentes o provocar su caída, destruye
al medio ambiente y a los hombres. Nosotros decimo
'atsaá', que en nuestro idioma significa no. Y para esto
llegaremos hasta a las Naciones Unidas donde proclamaremos
nuestra indipendencia. Lo que está cierto, es que aqui no
explotarán a nada."
Lamentablemente no podemos estar ciertos. Las empresas del crudo,
entra las cuales la Agip italiana, están mirando con
codicia a las últimas partes intactas de la selva. La
Banca Nazionale del Lavoro (BNL) y la Westdeutsche Landesbank
(WestLB), que partecipan a la financiación del oleoducto
cuya largueza será de 500 km, también quieren su
parte de las ganancias. Hasta el nuevo presidente de Ecuador,
Lucio Gutierrez, elegido en enero también con los votos de
la población indigena, está interesado en el oro
negro: durante su viaje a Estados Unidos estuvo buscando a
posibles socios para la extracción de crudo en el parque
nacional de Yasuni, que es una de las últimas reservas
naturales intactas de la selva y zona de retiro para el pueblo de
los Huaorani.
Los pueblos indigenas no renunciarán a sus tierras sin
luchar. En Sarayacu, en la provincia de Pastaza, la empresa
argentina CGC tuve que suspender las perforaciones de prueba
efectuadas bajo protección militar, después que
habían sido secuestrados algunos colaboradores suyos por
las comunidades indigenas. Sin embargo la lucha de los indigenas
contra el triunvirato (gobiernos, militares y multinacionales) se
anuncia muy dificil, y es justamente por este motivo que la APA,
la OEW y la Global Award decidieron dar su apoyo pidiendo a los
gobiernos competentes que ejercezcan presión sobre las
multinacionales occidentales. La tierra de las poblaciones
indigenas y los parques nacionales de Ecuador no pueden ni deben
ser explotados ni destruidos.
El 17 de abril junto a la revista "Carta" saldrá la
película "La loba y la serpiente" del joven director
Patrick Kofler. La película documenta la
construcción del oleóducto y la lucha para
obstaculizarla. En contemporáneo Global Award publica en
Internet una serie de diapositivas (www.globalaware.org/flash/index.html,
en inglés) que documentan el proyecto OCP y sus
consecuencias.