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Colombia

¿Qué hay detrás de lo de San José?

Bolzano/Bozen, San José de Apartado, 14 de marzo de 2005

De Alfredo Molano Bravo

Ubicación del territorio de San José de Apatadò en Colombia.Las declaraciones del gobierno a raíz de la masacre de San José de Apartadó no dejan duda: las Comunidades de Paz- hay una docena en el país- serán liquidadas a la fuerza, porque no hay lugar en el país donde no pueda estar el Ejercito Nacional. La misma justificación ya se dió en pasado, así como se habló de republicas independientes, que en realidad eran comunidades campesinas compuestas de refugiados internos. Es paradójico que un Estado tan servil y arrodillado como Colombia -y en particular el que preside hoy Uribe- apele al concepto de soberanía cuando permite a EEUU hacer lo que quiere y cuando quiere.

La reivindicación de la soberanía territorial tiene nombre propio. Es una estrategia dirigida contra las comunidades negras ancestrales, las reservas campesinas y las comunidades que se oponen a la guerra y a la explotación por intereses capitalísticos por parte del ejercito que va donde quiere,no hay duda, pero lo guían las inversiones privadas. Quizás en el caso de San José haya otro elemento por sre una de las pocas comunidades en la región que no se ha rendido a los paramilitares y que ha prohibido en su territorio las armas y se niega a convertirse en escudo de las fuerzas armadas, cualquiera sea su naturaleza. El sistema mira a sembrar el terror para que la gente desaloje y el capital puro o impuro entre a apropiarse de tierras, ganados, mejoras. Pero la cuestión va más allá. Detrás del desalojo hay un plan previsto: el cultivo a gran escala de palma africana.

Las comunidades que después de san José están en la mira son las de los ríos Cacarica, Salaqui, Jiguamiandó y Cubaradó, en las que hay un gran proyecto para sustituir los bosques naturales por plantaciones de palma, llamadas desiertos verdes. El daño ambiental cultural y social es incalculable, pero las ganancias de las empresas palmeras serán enormes: los suelos, el clima son inmejorables y la gente aterrorizada por la acción de paramilitares, militares y guerrillas acepta cualquier salario. Y estas son dos componentes básicas para el futuro de la industria palmera en Colombia que tiene que competir con Malasia, Indonesia, Nueva Guinea, Tailandia, Nigeria. De hecho, las ganancias dependen cada vez más del bajo precio de la mano de obra. Más aun, el precio del aceite de palma tiende a bajar en el mercado mundial: en 1950 la tonelada se pagaba a 1800 dólares, hoy apenas a 300. Los palmeros tienen proyectada la siembra de 200.000 hectáreas solamente en el Choco, lo que implica inversiones gigantescas en el derribe del bosque, la siembra, las vías, las plantas extractoras y refinadoras. Muchos de estos gastos, lo pagan las empresas con la comercialización de las maderas y otras muchas inversiones son cubiertas por el estado. El proyecto prepara además un marco legal llamado Ley Forestal, que es en realidad una ley que le da todas las garantías a los inversores privados para entrar a saco contra bosques comunidades negras, indígenas y campesinas, y liquida los obstáculos que se interpongan al libre juego del interés privado. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha denunciado el combo: desde el año 2001 la empresa Urapalma S.A. ha promovido la siembra de la palma aceitera en aproximadamente 1500 has de la zona del territorio colectivo de estas comunidades con ayuda de la protección armada perimetral y concéntrica del ejercito y de civiles armados en sus factorías y bancos de semillas.( Resolución CIDH, 6 marzo de 2003).

Muchas voces se han levantado contra el narcotrafico controlado por los paramilitares y contra los proyectos de alternatividad penal del gobierno. El Defensor del Pueblo ha apoyado en el Congreso la necesidad de definir las victimas de manera amplia y de acuerdo a los parámetros internacionales para que la reparación pueda ser efectiva y real. Tal como está redactado, el proyecto únicamente reconoce victimas en primer grado de consanguinidad,- normalmente asesinados -, pero no a sus familiares, que también tienen derecho a la reparación y que son el depósito testimonial por excelencia para establecer la verdad. Por eso es indispensable que tengan representación como parte civil para que la justicia sea cumplida. Es además importante que la reparación ocurra antes de que a los victimarios se les haya impuesto la pena alternativa, y no después como busca el gobierno. Si no hay reparación y confesión de los victimarios no habrá reconciliación.


Mira también:
* www.gfbv.it: www.gfbv.it/2c-stampa/2005/050228es.html | www.gfbv.it/2c-stampa/04-1/040911es.html | www.gfbv.it/2c-stampa/04-1/040816es.html | www.gfbv.it/2c-stampa/04-1/040505es.html | www.gfbv.it/2c-stampa/04-1/040212es.html | www.gfbv.it/3dossier/colombia/sanjose-es.html | www.gfbv.it/3dossier/colombia/colombia.html

* www: www.cidh.org/Default.htm | www.ilo.org/ilolex/english/newratframeE.htm | www.ilo.org

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