Bolzano, Göttingen, 10 de Setiembre de 2003
Una general proibición del comercio con carnes de caza
podría tener consecuencias dramáticas para
más de un millón de Pigmeos y de otros pueblos
indígenas que traicionalmente viven de caza. Por culpa del
desbosque y de la discriminación los pueblos de los
paíse en el oeste de África y en África
central están obligados a una dura lucha cotidiana para la
sobrevivencia. La Asociación para los Pueblos Amenazados
(APA) recuerda que prohibir a estos pueblos de cazar sus
alimentos según sus traiciones significa asegurarles su
desaparición.
En la Conferencia Internacional sobre la conservación de
los parques naturales del mundo que se realiza en Durban hasta el
17 de septiembre, las organizaciones para la protección
del medio ambiente pidieron la prohibición del comercio
con carnes de caza para reducir de esta manera la drástica
reducción del número de gorilas, chimpancé,
rinocerontes, hipopótamos y antilopes de bosque.
Por importante que es proteger a la fauna salvaje, no se puede
por esto impedir a los pueblos que desde hace siglos viven
cazando en los bosques pluviales que sigan viviendo según
sus traiciones. Estos pueblos no tienen alternativas para
garantizarse la susistencia y están además
obligados a soportar cada vez más cazadores ajenos que
penetran en sus tierras y que son los verdaderos responsables de
la reducción de los animales salvajes. La proteción
del medio ambiente no puede justificar el desplazamiento de los
Pigmeos. Justo con el argumento de la tutela del ambiente, el
gobierno del Botswana ha desplazado desde el 1997 a miles de
bosquimanes desde el parque natural del Kalahari. Sólo un
efectivo control del comercio de la carne de caza puede
garantizar la tutela de los intereses tanto de los activistas
para la protección del ambiente como de los pueblos
indígenas. Según varias estimaciones, cada
año se matan 6.000 gorilas y 15.000 chimancé para
el comercio de su carne.
La APA pide a la Union Europea que reconozca por fin sus
responsabilidades en el comercio de estas carnes. La salvaje
explotación de los bosques africanos por empresas europeas
facilita, gracias a las carreteras que las empresas construyen,
el acceso a los bosques de cazadores que no tienen respeto para
la naturaleza. Cada minuto se destryue un area de bosque grande
como 37 campos de fútbol. En Camerun las empresas para la
extracción de madera aumentaron en un sólo
año de 177 a 479. En Gabon y Congo trabajabn diversas
empresas alemanes.Otro problema para la naturaleza viene de la
pesca comercial hecha en el oeste y sur-oeste de África
por flotas europeas: la increible explotación de los marse
comporta que la carne de caza, que se volvió más
barata del pescado, haya llegado a ser el alimento básico
para la población pobre de estas regiones.