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Jornada internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto)

El robo de tierras amenaza a millones de indígenas en todo el mundo

Bolzano/Bozen, Göttingen, 6 de agosto 2012

Deforestación en Brasil. Foto: archivo GfbV. Deforestación en Brasil. Foto: archivo GfbV.

Según un nuevo informe sobre los derechos humanos de la Asociación para los Pueblos Amenazados (APA) publicado en ocasión de la Jornada Internacional de los Pueblos Indígenas (9 agosto), el robo de tierras está aumentando en todo el mundo y constituye una seria amenaza para millones de personas. En los pasados diez años la demanda de tierras fértiles por parte de grandes inversores ha seguido aumentando. Para los pueblos y las comunidades indígenas esto ha significado la pérdida de millones de hectáreas de tierra. El principal culpable del robo de tierras es el boom de aceite de palma. Para las comunidades indígenas la pérdida de su tierra significa la pérdida de la base económica y casa, la disgregación de la comunidad, la imposibilidad de vivir según el tradicional estilo de vida y por lo tanto la muerte de las propias tradiciones y cultura. Según los datos de diferentes organizaciones para los derechos humanos, en el mundo hay al rededor de 6.5000 comunidades indígenas a las cuales pertenecen 370 millones de personas.

La APA ha documentado 12 diferentes casos entre África, Asia, Centroamérica y América del Sur, que explican muy bien como las transnacionales agrarias y los grandes fondos de inversión obtienen las concesiones para explotar grandes terrenos que en realidad pertenecen a pueblos y comunidades indígenas locales. Sucede a menudo que las comunidades víctimas de transacciones relativas a sus tierras no sean ni siquiera informadas de lo que está ocurriendo. El robo de tierras se realiza gracias al apoyo de instituciones y autoridades cómplices y por el hecho que muchas de las tierras en cuestión resulten “públicas” y “sin propiedad” a pesar de que haya comunidades de pueblos originarios que ahí viven desde hace muchas generaciones. Las amenazas, las violencias y agresiones contra aquellas personas y comunidades que tratan de defenderse completan la ya triste lista de los abusos.

La situación es muy dramática sobre todo en Indonesia, Malasia, las Filipinas y en Camboya. En la isla filipina de Mindanao el robo de tierras produjo 4,5 millones de víctimas. De los 40 millones de indígenas de Indonesia son cada vez más las víctimas de la expansión de las plantaciones de palmas de aceite y según las previsiones otras 7 millones de hectáreas de tierras serán convertidas en plantaciones de palma de aceite para el año 2020. El pueblo Dayak en la isla de Borneo y los pueblos originarios de Papua Nueva-Guinea protestan desde hace años por la completa destrucción de su base existencial. En Indonesia hubo 2.791 conflictos por la tierra solamente en el año 2011.

La situación no cambia en Malasia donde 150.000 personas del pueblos Orang-Asli y otras tres millones de personas del pueblo Dayak están angustiadas por su futuro. Después de haber sido depredadas de sus tierras aviaron una causa jurídica, sin embargo en Malasia hay actualmente 200 procedimientos judiciales por robo de tierra. Esta misma situación se da también en otros continentes. En Rusia (Siberia), Myanmar, Etiopía, Sudán, Sudán del Sur, Guatemala, Colombia, Chile, Argentina son solamente algunos de los países en los cuales el robo de tierras amenaza muy concretamente la cultura, el estilo de vida tradicional y las miasma vida de la población indígena.