Bolzano/Bozen, Göttingen, 20 de agosto de 2008
La Asociación para los Pueblos Amenazados (APA)
envió una urgente apelación al gobierno de
Perú para que ponga fin al conflicto con los Pueblos
Indígenas del Amazonas. En una carta al presidente peruano
Alan Garcia y al Primer Ministro Jorge del Castillo, la APA
remarcó que la violencia del gobierno contra las
comunidades indígenas en lucha desesperada por su
supervivencia y por el respeto de sus derechos no llevará
a nada. La APA además comunicó que en las
próximas semanas pedirá a cuantas más
instituciones religiosas y civiles y organizaciones para los
derechos humanas que abracen la causa de los Indígenas del
Amazonas peruano.
Sin consultarse de alguna manera con las poblaciones
indígenas, el gobierno peruano aprobó treinta
nuevas leyes que facilitarán la venta de territorios
indígenas ricos de recursos naturales a empresas
transnacionales,sobre todo petrolíferas. De esta manera el
gobierno violó los principios que regulan la tutela de los
pueblos indígenas, la Declaración de las Naciones
Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas y en
fin también la Convención ILO 169 que fija muchos
de los derechos de los pueblos indígenas y que fue
ratificada por Perú en 1994. Como consecuencia miles de
Indígenas amenazados en su supervivencia por las nuevas
leyes dieron vida a una implacable y desesperada protesta. En
estos días ocuparon varias instalaciones para la
extracción de petróleo y gas, centrales
hidroeléctricas, carreteras y puentes. La respuesta del
gobierno fue de proclamar el estado de emergencia e inviar al
ejército a las cuatro regiones interesadas por las
protestas.
La extracción de petróleo y gas en las regiones
amazónicas de Perú ya ha perjudicado gravemente al
medio ambiente y por lo tanto a la salud y a la posibilidad de
supervivencia de los habitantes indígenas de tales
regiones. El proyecto Camisea, por ejemplo, el mayor proyecto de
extracción de gas de la historia peruana, afecta
directamente a unas 8.700 personas del pueblo Machiguenga y a
varias comunidades Nahua, Nanti y Kirineri. Casi el 75% de la
extracción de gas se concentra en territorios en los
cuales viven comunidades indígenas en aislamiento
voluntario y casi el 70% de la selva amazónica peruana
(incluso varias reservas naturales) ya está subdividida en
bloques petrolíferos.