Bolzano/Bozen, Göttingen, 29 de noviembre de 2006
Según la Asociación para los Pueblos Amenazados
(APA), el aplazo de la aprobación de la Declaración
General para los Derechos de los Pueblos Indígenas
decidido por la Asamblea General de las Naciones Unidas
representa un duro golpe para los 350 millones de
indígenas en todo el mundo y un grave paso atrás en
la lucha para los derechos humanos de las poblaciones nativas.
Acogiendo el pedido de algunos países africanos, la
aprobación de la declaración ha sido postergado a
septiembre 2007 para poder discutir las propuestas de efectuar
algunos cambios a la declaración. De esta manera, las
Naciones Unidas han perdido una importante oportunidad para dar
una señal fuerte contra la marginación y la
discriminación de 350 millones de personas en todo el
mundo.
La APA no comparte ni comprende la necesidad de más
tiempo pues ya van 24 años de discusiones sobre este
documento. Ed John, portavoz de la la Indigenous Caucus la
delegación diplomática de los pueblos
indígenas en las Naciones Unidas de Nueva York,
comentó así la decisión de la Asamblea
General: "Este es un triste día para las Naciones Unidas y
para la credibilidad del recién fundido Consejo para los
Derechos Humanos de la ONU. Parece que las Naciones Unidas no
aprobarán jamás esta declaración. Este
asunto se ha desarrollado en manera increíble y
grotesco."
La Declaración define en nueve capítulos los
derechos de las 5.000 poblaciones indígenas del mundo,
entre los cuales el derecho a la auto determinación de las
poblaciones nativas, su participación a las instituciones
estatales, el derecho a la nacionalidad y la prohibición
de su discriminación. La Declaración también
obliga a la tutela de la identidad lingüística,
cultural y espiritual y de los derechos en los sectores de la
educación, de la sociedad y de la economía. De
particular importancia son las disposiciones sobre los derechos a
la tierra y a los recursos naturales. La declaración
también fija el derecho de las poblaciones nativas a
participar a cualquier decisión tenga que ver con su
futuro y su desarrollo.
En nombre de la Unión Europea, la Finlandia se ha
pronunciado a favor de la aprobación de la
declaración y ha pedido a la Asamblea General de la ONU de
non perder más tiempo. Sin embargo el aplazo del voto de
aprobación no sólo fue pedido por algunos
países africanos sino también por Nueva Zelanda,
Canadá y Australia. Los Estados Unidos, que ya
habían expresado fuertes dudas en relación a la
declaración, se abstuvieron del voto. En 2006 el Consejo
para los Derechos Humanos de la ONU en Ginebra había
pedido a la Asamblea General la aprobación de la
declaración.