Bolzano/Bozen, Göttingen, 4 de diciembre de 2007
En defensa de
los intereses de su comunidad el Obispo de la diócesis
Barra en el estado brasileño de Bahía
decidió actuar una singular protesta. Para oponerse a la
desviación del río São Francisco, la semana
pasada Dom Luiz Flávio Cappio comenzó una huelga de
hambre e envió una carta abierta al presidente
brasileño Ignacio Lula da Silva, en la cual lo acusa de
haber traicionado a la ciudadanía brasileña. La
Asociación para los Pueblos Amenazados (APA) se une a la
preocupación del obispo para el equilibrio
ecológico de la región del Sertão, ya muy
seca, y para la amenaza a la población que vive a lo largo
de las orillas del río São Francisco. Al mismo
tiempo la APA está preocupada por la salud del obispo y se
une a su protesta enviando una apelación al presidente de
Brasil. El proyecto de desviación del río
São Francisco, conocido como Transposição,
amenaza a 34 áreas a población indígena y a
153 pueblos afro-brasileños (Quilombolas). Los habitantes
del área son pescadores y pequeños agricultores,
cuya supervivencia depende de la salud del río.
La Transposição causará un desecamiento del
río que se sumará a los daños causados por
las presas Sobradinho e Itaparica. Además hay riesgo de
desplazamiento para todas aquellas personas que viven
directamente en las orillas del río. El proyecto de la
Transposição es el orgullo del gobierno de Lula da
Silva. Dos canales, con una largueza total de 700 km,
deberían llevar agua hacia el norte del país, donde
será utilizada en los cultivos de frutas y de caña
de azúcar, en la cría de camarones y en la
industria pesada de la zona de Fortaleza. Solamente el 4% de
éste agua está pensado para el utilizo
doméstico. A pesar de que aún faltan todos los
permisos necesarios a los trabajos, éstos ya comenzaron en
verano 2007. Quienes sufrirán de inmediato las
consecuencias de la Transposição son los 9.000
indígenas Tumbalalá y Truka, cerca de la ciudad de
Cabrobó. Los Tumbalalá y los Trukaya ya tuvieron
que sacrificar sus mejores campos de arroz a la presa Sobradinho,
ahora el riesgo es de perder también los ingresos de la
pesca.
En octubre 2005 el Obispo Dom Luís Cappio había
actuado por primera vez una huelga de hambre de 11 días,
gracias a la cual logró obtener el paro momentáneo
de los trabajos para la Transposição. Entonces el
gobierno había prometido un dialogo para encontrar
soluciones ecológicamente sostenibles y respectando las
necesidades de agua de la población local. Sin embargo el
gobierno interrumpió el dialogo después de poco
tiempo. De èsto viene la acusa de Dom Luís Cappio
que el gobierno haya engañado a la población.
Además Dom Luis promete continuar con la huelga de hambre
hasta que los militares, que están ejecutando los
trabajos, no se hayan ido y el proyecto haya sido anulado
definitivamente.
El proyecto de la Transposição ha resultado no ser
sostenible ni por el lado ecológico ni por el lado
económico, por lo que hasta el Banco Mundial niega un
crédito para su realización. El proyecto
también viola los derechos a la tierra de las poblaciones
indígenas y afro-brasileñas, lo que hubiera
obligado al gobierno consultarse con las mismas durante la
elaboraciòn del proyecto. Como ésto no se dio,
Brasil está violando el Convenio ILO 169, a pesar de que
lo haya ratificado en 2002.