Bolzano/Bozen, Göttingen, 16 de april de 2008
En ocasión de la 46ª Asamblea General de la
Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), en Indaiatuba,
San Pablo, el Consejo indigenista Misionario (CIMI) lanza la
publicación Violencia contra los pueblos indígenas
en Brasil - Informe 2006-2007, con datos sobre las violencias
practicadas contra los indígenas y sobre las violaciones
de los derechos indígenas en este período. El
informe señala una situación desesperada para los
253 pueblos indígenas de Brasil, cuya cotidianidad
está caracterizada por la pérdida de tierras,
violencia, condiciones de trabajo parecidas a la esclavitud,
amenazas y asesinatos. Según el CIMI, quien protesta
públicamente por las violaciones de derechos como por
ejemplo la tala ilegal de árboles, está a riesgo de
vida. La Asociación para los Pueblos Amenazados (APA)
comparte las preocupaciones del CIMI y señala el caso de
Almir Surui, representante de los indígenas Surui del
estado federal de Rondônia, quien, tras haber sido
huésped de la APA en Alemania en febrero 2008, ha
recibido, volviendo a Brasil, varias amenazas de muerte.
La publicación de de CIMI aborda temas cuales la violencia
practicada contra el patrimonio indígena, como los
conflictos territoriales y los daños ambientales, la
violencia practicada contra los individuos, como las amenazas y
los asesinatos, y la falta de asistencia médica, la alta
mortalidad infantil, y el aumento de los suicidios. El triste
récord de violencia pertenece al estado de Mato Groso do
Sul, donde en 2007 el número de los homicidios ha subido
del 99% respeto al 2006, o sea ha pasado de 27 homicidios en 2006
a 53 en 2007. La aguda falta de tierras obliga a muchas
comunidades de los cerca de 40.000 Guaraní a vivir a los
lados de las carreteras, en medio de las plantaciones de
caña de azúcar, maíz y soia y en medio de
los rebaños de los ganadores.
En el estado de Mato Grosso do Sul ya se ha perdido al 95% de los
bosques originales, sin embargo las plantaciones siguen creciendo
para aprovechar del boom económico del así dicho
bio-carburante etanol. La tierra que aún queda a los
Guaraní no es suficiente para alimentar las comunidades y
los trabajos en las fábricas de elaboración de la
caña de azúcar están caracterizados por
condiciones de trabajo espantosas y pagos míseros que de
ninguna manera permiten salir de la miseria y de la pobreza. En
marzo y en noviembre 2007 los inspectores del ministerio de
trabajo han liberado a 1100 Kaiowa-Guaraní y Terna, que
trabajaban en condiciones de esclavitud de las fábricas de
caña de azúcar.
En base al informe de CIMI podemos concluir que después de
seis años de gobierno de Lula da Silva la situación
de los pueblos indígenas de Brasil sigue desesperada. Los
Yanomami vuelven a tener que enfrentar epidemias de malaria y las
violencias de los buscadores de oro. Aumentan los proyectos para
la construcción de diques y con éstos la vasta
destrucción de sistemas ecológicos que constituyen
la base vital de los pueblos indígenas. Entre otros
proyectos recordamos la desviación del río
São Francisco (Transposição) en el noreste
brasileño, el proyecto de dique de San Antonio y Jirau en
el río Madeira en Rondonia y el proyecto de Belo-Monte en
el río Xingu, cuya construcción había sido
impedida en 1990 y ahora ha vuelto a ser propuesta.